Inaudita

Le habitaba una boca de genealogías profundas.

Situó en la bóveda del mercado mayor,

su cartografía de seda cruda y azafranes:

se había convertido en una horda de centauros cristalinos

el cuerpo que creí humano, criatura de memoria volcánica.

Y yo todavía sin saber que hacer con mi astrolabio,

los candelabros de jade, las columnas de sangre que dejaba al volar...

5 comentarios:

  1. Requintado. O texto gosta de um corpo próprio

    ResponderEliminar
  2. Encontrar será, sempre como uma viagem.

    ResponderEliminar
  3. Qué bueno leerla nuevamente, extrañaba sus letras a veces indescifrables para mi escaso vocabulario... también buscaré el diccionario jijiji
    La quierooooooooo

    ResponderEliminar
  4. jejje que linda, usted es una gran poeta, no me venga con eso de 'escaso' que no es su caso...La quieroooooooooooo muuuuuuchio

    ResponderEliminar