del arbol de Diana

6



ella se desnuda en el paraíso

de su memoria

ella desconoce el feroz destino

de sus visiones

ella tiene miedo de no saber nombrar

lo que no existe





7

Salta con la camisa en llamas

de estrella a estrella,

de sombra en sombra.

Muere de muerte lejana

la que ama al viento.





8

Memoria iluminada, galería donde vaga

la sombra de lo que espero. No es verdad

que vendrá. No es verdad que no vendrá.





9

A Aurora y Julio Cortázar



Estos huesos brillando en la noche,

estas palabras como piedras preciosas

en la garganta viva de un pájaro petrificado,

este verde muy amado,

este lila caliente,

este corazón sólo misterioso.



10

un viento débil

lleno de rostros doblados

que recorto en forma de objetos que amar



ALEJANDRA PIZARNIK

Licor de Odín

Las kenningar, que eran adoradas por Borges (Nueva antología personal-Las kenningar, Editorial Bruguera) son construcciones poéticas que abundan en las sagas y los poemas épicos que forman parte del cuerpo literario medieval islandés y noruego: metáforas idiosincrásicas con las que los vikingos describían la realidad. Cundieron en el año 100. Las kenningar son conocidas en toda la poesía germánica pero sólo los escaldas (poetas cultos escandinavos) las usban y desarrollaban constantemente. Por ejemplo, para referirse a la lengua decían “espada de la boca”;




El mar era el “prado de la gaviota”;


la espada era la “vara de la ira”;

el barco era el “potro de la ola”;

los ojos eran las “piedras de la cara”;

el pecho era el “asiento de las carcajadas”;

el río era la “sangre de los peñascos”;

el guerrero era el “teñidor de espadas”;

el corazón era la “piedra del brío”,

las cejas eran los “cortinajes del rostro”;

la poesía era el “licor de Odín”;

el brazo o la mano eran el “trono del halcón”;

el viento era el “lobo de los cordajes”;

la cerveza era “la marea de la copa”;

los dientes eran “los riscos de las palabras”.


Una construcción solidaria con estos preciosismos del lenguaje podría ser, rozando el plagio, como casi todo lo constuído desde las Kenningar:



*Teñidor de espadas, ábreme la piedra del brío;
desata los lobos de los cordajes
que vengo herida en el trono del halcón.


*Mi asiento de carcajadas
salió ileso en esta batalla, porque la vara de la ira
estaba contaminada con la marea de la copa.



*(La walkiria se arranque las piedras de la cara
y retorne al prado de la gaviota...)

Olga Orozco


REMO CONTRA LA NOCHE







a V.E.L
OLGA OROZCO





Apaga ya la luz de ese cuchillo, madrastra de las sombras.


No necesito luces para mirar en el abismo de mi sangre,


en el naufragio de mi raza.


Apágala, te digo;


apágala contra tu propia cara con este soplo frío con que vuela mi madre.


Y tú, criatura ciega, no dejes escapar la soga que nos lleva.






Yo remonto la noche junto a ti.


Voy remando contigo desde tu nacimiento


con un fardo de espinas y esta campana inútil en las manos.






Están sordos allá.


Ninguna pluma de ángel,


ningún fulgor del cielo hemos logrado con tantas


migraciones arrancadas al alma







Nada más que este viaje en la tormenta


a favor de unas horas inmóviles en ti, usurera del alba;


nada más que este insomnio en la corriente,


por un puñado de ascuas,


por un par de arrasados corazones,


por un jirón de piel entre tus dientes fríos.






Pequeño, tú vuelves a nacer.


Debes seguir creciendo mientras corre hacia atrás la borra de estos años,



y yo escarbo la lumbre en el tapiz


donde algún paso tuyo fue marcado por un carbón aciago,


y arranco las raíces que te cubren los pies.






Hay tanta sombra aquí por tan escasos días,


tantas caras borradas por los harapos de la dicha


para verte mejor,


tantos trotes de lluvias y alimañas en la rampa del sueño


para oírte mejor,


tantos carros de ruinas que ruedan con el trueno


para moler mejor tus huesos y los míos,


para precipitar la bolsa de guijarros en el despeñadero de la bruma


y ponernos a hervir,


lo mismo que en los cuentos de la vieja hechicera.






Pequeño, no mires hacia atrás: son fantasmas del cielo.


No cortes esa flor: es el rescoldo vivo del infierno.


No toques esas aguas: son tan sólo la sed que se condensa en lágrimas y en duelo.


No pises esa piedra que te hiere con la menuda sal de todos estos años.


No pruebes ese pan porque tiene el sabor de la memoria y es áspero y amargo.



No gires con la ronda en el portal de las apariciones,


no huyas con la luz, no digas que no estás.






Ella trae una aguja y un puñal,


tejedora de escarchas.


Te anuda para bordar la duración o te arrebata al filo de un relámpago.


Se esconde en una nuez,


se disfraza de lámpara que cae en el desván o de puerta que se abre en el estanque.


Corroe cada edad,


convierte los espejos en un nido de agujeros,


con los dientes veloces para la mordedura como un escalofrío,


como el anuncio de tu porvenir en este día que detiene el pasado.







Señora, el que buscas no está.


Salió hace mucho tiempo de cara a la avaricia de la luz,


y esa espalda obstinada de pródigo sin padres para el regreso y el perdón,






y esos pies indefensos con que echaba a rodar las últimas monedas.


¿A quién llamas, ladrona de miserias?


El ronquido que escuchas es tan sólo el del trueno perdido en el jardín


y esa respiración es el jadeo de algún pobre animal que escarba la salida.


No hay ninguna migaja para ti, roedora de arenas,


Este frío no es tuyo.


Es un frío sin nadie que se dejó olvidado no sé quién.







Criatura: esta es sólo una historia de brujas y de lobos,


estampas arrancadas al insomnio de remotas abuelas.


Y ahora, ¿adónde vas con esta soga inmóvil que nos lleva?


¿Adónde voy en esta barca sola contra el revés del cielo?


¿Quién me arroja desde mi corazón como una piedra ciega contra oleajes de piedra


y abre unas roncas alas que restallan igual que una bandera?






Silencio. Está pasando la nieve de otro cuento entre tus dedos.


**(Solamente te contaría un cuento así, para compartir un insomnio de poemas orozquenses, estremecedores, atronadores, sibilantes... inquietantes. Hija mía.)







**La magia de decir 'sacerdotiza' suena mas tremenda que decirlo con 's' pero  a sugerencia de un lectora que no se porque no lo escribe en comentarios, resigno la angular z por una s sosa, con menos gracia.









Cuarto solo

Cuarto solo



en nostalgique je vagabandais



par l'infini.


C. de G.





Si te atreves a sorprender


la verdad de esta vieja pared;


y sus fisuras, desgarraduras,


formando rostros, esfinges,


manos, clepsidras,


seguramente vendrá


una presencia para tu sed,


probablemente partirá


esta ausencia que te bebe.


de Caroline de Gundorode. ALEJANDRA PIZARNIK. (Arg)

http://www.youtube.com/watch?v=yzeFJFN6JsE&feature=player_embedded   Natán, el sicario de las sombras... NO te lo pierdas! leído por su propio autor, Federicio Andahazi.

Una narradora

Ella dijo:




…no tengo mucho más que una situación al empezar. Quizás sí a un nivel inconsciente. El modo de revelarlo es escribiendo. Yo estoy absorta, viendo qué está pasando, sin poder manejarlo demasiado, ante esa negatividad de la lengua, que te pone un límite, esperando esa revelación, esa manifestación. … Me interesa muchísimo el lenguaje. Peleo mucho por hacer una tarea de limpieza de lugares comunes, de estereotipos. Diálogo con Osvaldo Aguirre. Suplemento Cultura-La Capital. Rosario. 26. O9. 99.


Delia Crochet (Rosario, 1.947)

Algunos barcos

Y cuando algunos barcos...
de José Antonio Cedrón




Y cuando algunos barcos se perdieron
en tierra para siempre
(la colección de El Tony, el miedo a las gitanas...)
los alcancé de nuevo con el perfil del ojo.
Los rumores sitiaron otra esquina
y desearon el vidrio empañado y nocturno
de la viuda.
A un paso de las sillas y barajas marcadas
caía una moneda en Viejo paredón.
Los guiños de esos años me acarician la espalda
se adueñan del poema
tanto como la niebla dispone de las sombras