Los árboles

Se oyó un hondo zumbido de bosques agitados,
volvió la muchedumbre los ojos con pavura
y viéronse los árboles venir arrebatados
en una eucalíptica carrera de locura.




Los árboles frenéticos de todas las ciudades
los que adornaron plazas, calles y jardines
sonando a remolinos de intensas tempestades
vinieron desde el fondo de todos los confines.


Los hombres desgarraron sus nidos y sus frondas
los hombres deshicieron sus ramas en pedazos,
los hombres les hirieron con piedras y con hondas,
los hombres les rompieron los troncos y los brazos.












Y como roto ejército que emigra de la guerra,
venían retemblando los árboles heridos
con las raíces hondas sacadas de la tierra
en medio de un tumulto de ciegos alaridos.




Sus pies como madejas de elásticos alambres
huían impelidos con pasos monstruosos
echando sus tentáculos de trémulas raigambres
como la planta inmensa de un cíclope asombroso.






                                       Pasaban sacudidos lo mismo que banderas
deshechos en jirones al dardo de las balas,
sin pompas del estío, ni verdes primaveras
sin risas y sin luces, sin nidos y sin alas...




Vedlos: temblando avanzan con furia arrolladora
trocados en tragedia sus rústicos placeres
y consternados vuelven la cara indagadora,
a ver si vienen hombres, o niños, o mujeres...


Silvando como fustas sus trémulos ramajes
van como en un desfile de homéricas zancadas
huyendo cual de un mundo terrible de salvajes
con las temblantes hojas de miedo alborotadas.








Buscan las vastas selvas, buscan los bosques altos
el maternal origen que les prestó su aliento
y por las cordilleras irían a grandes saltos
buscando de sus cunas de riscos el asiento.


(...) En épocas remotas de siglos venideros
cuando en las almas entre la luz de otra cultura,
bajad entre los hombres y sed sus compañeros
cuando sus frentes sepan de amor y de hermosura.


Los árboles son torres que el sol viste de lumbres,
guardianes que dominan los grandes horizontes.
son altos obeliscos que dios plantó en las cumbres
son bíblicas pirámides que dios puso en los montes.








SALVADOR RUEDA.
Frag. del poema 'La carrera de árboles'

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