Bastardean el amor

Bastardean el amor
lo zurcen con hilos de harpillera
desgarrando su seda finísima.


Lo engañan sacándolo de paseo por las cornisas
como si el amor fuera una liebre ártica
lo rodean de siberias y triquinas.


Y cuando ya es un punto en la inmensidad
le vuelven la espalda como si el amor no fuera de la familia...


Lo prostituyen con contratos de propiedad
le tiran al blanco en mitad de la sonrisa
en medio del latido luminoso
con que el amor los salva
de los ataques cardíacos.


Y cuándo vuelven a buscarlo
porque ya el hígado les estalla y escupen bilis
y la carótida es un cable que agoniza
pretenden que el amor se vuelva amnésico
que no les huya por derecha y con aviso
que no los mire con sus ojos de ibis escarlata


mas allá de tanto amasijo mercenario se preguntan
si conviene o no conviene acompañarlo
y entre dudas y sospechas
lo abandonan, rengo, en una carretera llovida


Y se van a los juegos de pelota, 
al intercambio de divisas
a los balances y trámites bancarios




Luego pretenden encontrar al amor esperando 
vestido de nodriza
y no en el parque de diversiones, pintado de carmín y agua de rosas,
fragante de rituales amatorios
dedicados a otra especie humana


no bastarda
no de hipócritas mirando a otra parte....


Y el amor...¡Viva él!
sigue bañandonos de tules y magnolias
bajo el sol del mediodía
con las patas aleteando al jubileo.


Qué mas da si el amor limpia tuberías
linfocitos
hornacinas
y cloacas de rencores,
añejidades que no brillan
inmadureces que se caen de podridas


Y sin embargo, hay bastardos que ensucian el amor con artillerías
con engaños de sátiros perversos, como si el amor fuera
esa pieza de sanitario 
que anoche pegaron con masilla,
o el pitucón que oculta el mapa de Hungría
que se dibujó al apagarse de rabia
el pucho en la rodilla.


Devalúan al amor en dos patadas
lo visten con zapatones de payaso
para que haga de bobo en la kermese
que es su vida en desperdicio;
y exigen que los salve
cuando  sienten que la estantería en falsa escuadra
se les viene abajo sin remedio...




Prostitutos del amor, jugaron tanto al devaneo
que ya no hay agenda para borrar la malahierba
de sábado y llovizna
malagradecidos
se gastaron el amor en carambolas
y yiraron a destajo


Aunque en cierto instante sospecharon
que había algo luminoso
devatiéndose entre las costillas.


ALICIA BENÍTEZ INÉS.



Juana Molina- Gladys, el tegumento cutáneo y febo