funestos

DÉDALUS JOYCE 








Hombre funesto de claves nocturnas y cuerpo desnudo junto al río pro- 
fundo de brillantes escupidas.  Hombre de ojos anti-miopes 
exploradores de infinidad. Hombre de rostro en sombra y cuerpo genio 
abstracto. Hombre sin miedo de pluma en mano ni de ojos en ser ni 
sonrisa suprema. Hombre dios llegaste solo de infinitudes 
asombrofantasmales ornado de lágrimas de superioridad vergonzante. 
Hombre destructor de tabúes y cielos estrellados. Hombre de frágiles 
vestidos que caen dejando hermanos desnudos. Hombre sin alimento 
para otorgar a los que buscan. Hombre de altos mares de surcos 
desolados. Hombre-barco blanco. Hombre que arrancaste el vómito 
para sepultar el mito. Hombre de tiempo y espacio que arrancan 
cuerdas locuras. Hombre superhombre, frialdad y tibieza en conjunción. 
Hombre. 


Alejandra Pizarnik.

queremos flores, mujeres.

Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres







¡Qué poco es un solo día, hermanas,


qué poco, para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas!


De la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos


-toda la atropellada ruta de nuestras vidas-


deberían pavimentar de flores para celebrarnos


(que no nos hagan como a la Princesa Diana que no vio, ni oyó


las floridas avenidas postradas de pena de Londres)


Nosotras queremos ver y oler las flores.


Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras


en vez de machos,


Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris


Y de los que nos vendaron los pies


Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que


cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina


Flores del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca para


violarnos mientras nuestra madre dormía


Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo más pesado


Y del que nos corrió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas










Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos a parir


a riesgo de nuestras vidas


Queremos flores del que se protege del mal pensamiento


obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo


Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte


Queremos flores de los que nos quemaron por brujas


Y nos encerraron por locas


Flores del que nos pega, del que se emborracha


Del que se bebe irredento el pago de la comida del mes


Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos testimonios


Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras


Y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo género


Tantas flores serían necesarias para secar los húmedos pantanos


donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;


arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,


de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.


Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.


Queremos flores hoy. ¡Cuánto nos corresponde,


el jardín del que nos expulsaron!





Gioconda Belli