Simple cáliz

Una boca de origen ígneo,
católica, apostólica, romana,
vino a mi sangre y se inclinó sobre la bóveda del mercado central de mis deseos...


Allí saboreamos frutos tropicales macerados con champagne,
jugos derramados en cálices innombrables. Frente a los altares,
despertamos a 'la bestia'.


Y con la paciencia infinita que bajo el sol tienen
los insectos y reptiles de otras Eras,
encendimos el infierno que ahora nos reivindica
y nos refunda...


Semidormida entre los pectorales
desperezo mi sumo placer,
mi limbo hedonista,
el maná nunca prometido y ahora en la mesa de los festines amatorios

Imagen de Espacio de Luna.
Texto: Alicia.

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