La boca del mundo


Los viajes reales

Sólo los amores podían reclinarme sobre su propio
arpegio real de inocencia y de incendio.

Los fuegos de las graciosas tristísimas cuyo rostro se
enciende y se apaga a la entrada de los túneles con
puertas de manzanos.


La boca del mundo

Las cosas tienen un mulato carnero que las araña y las
transforma.

Tienen un santo salido de un pantano que nos ahorca en
los amaneceres de la sed.



De la obra del poeta argentino FRANCISCO MADARIAGA.-
A él, mi admiración, a su hijo Lucio, mi agradecimiento.-

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