Repensar las Ciencias Humanas es del Ser Humano

El eurocentrismo y la necesidad de repensar la enseñanza de ciencias sociales
por Syed Farid Alatas
Los programas de ciencias sociales pueden reformarse de manera práctica para volverse menos eurocéntricos y más universales, incluyendo teorías y visiones extraeuropeas.
La crítica al eurocentrismo en las ciencias sociales es bien conocida, pero aún no se ha reflejado en la enseñanza de ciencias sociales en la mayoría de las universidades del mundo. En general, los cursos introductorios básicos se inclinan por perspectivas teóricas, ilustraciones y material de lectura de Estados Unidos o Gran Bretaña. Por otro lado, la consecuencia lógica de la crítica al eurocentrismo en las ciencias sociales es el desarrollo de conceptos y teorías alternativos que no se restringen a la civilización occidental como fuente.
Pero para lograr eso, la crítica al eurocentrismo debe extenderse en la enseñanza de las ciencias sociales. Sin embargo, es la propia dominación del eurocentrismo lo que impide su tematización en la enseñanza. Este artículo discute el eurocentrismo en los programas de ciencias sociales usando el ejemplo de la enseñanza de teoría sociológica, y sugiere de qué forma debería contrarrestarse.

El eurocentrismo en los programas de ciencias sociales

Un análisis de los programas de estudio de teoría sociológica revelará varias características del eurocentrismo: dicotomía sujeto-objeto, europeos en primer plano, europeos como fuente, y la predominancia de categorías y conceptos europeos.
En la mayoría de los textos o escritos sobre historia de la teoría social, la dicotomía sujeto-objeto es un principio de organización dominante, aunque no articulado. Los europeos son los que piensan y escriben, los teóricos y pensadores sociales, los que llamaríamos “sujetos del conocimiento”. Si algún no europeo aparece en los textos, aparece como objeto de estudio de los teóricos europeos y no como sujeto de conocimiento, es decir, como fuente de teorías e ideas sociológicas. 
Si tomamos como ejemplo el estudio del siglo XIX, tenemos la impresión de que en ese período sólo Marx, Weber y Durjeim pensaban sobre la naturaleza de la sociedad y su desarrollo, y que no había nadie en Asia o África haciendo lo mismo.
La ausencia de pensadores no europeos es particularmente llamativa en los casos en que ellos han influido en el desarrollo del pensamiento social. Típicamente, un texto sobre la historia del pensamiento social o un curso sobre pensamiento y teoría social abarcará a teóricos como Montesquieu, Vico, Comte, Spencer, Marx, Weer, Durjeim, Simmel, Toennis, Sombart, Mannheim, Pareto, Sumner, Ward, Small y otros. En general, no se incluyen pensadores no occidentales, y cuando se incluyen, tienden a ser citados por interés histórico y no como fuente de ideas. 
Por ejemplo, Ibn Jaldum es citado ocasionalmente en historias del pensamiento social, pero raramente es presentado como fuente de teorías y conceptos sociológicos. Se lo considera un mero precursor o protosociólogo.
Lo que la dicotomía sujeto-objeto hace es colocar en el primer plano de las ciencias sociales a académicos europeos, y luego, estadounidenses. Una excepción interesante es el trabajo de Becker y Barnes en su Social Thought from Lore to Science (Pensamiento social, del saber popular a la ciencia). Este trabajo se publicó por primera vez en 1938 y contiene muchas páginas que discuten las ideas de Ibn Jaldun (Becker y Barnes, 1961, vol. I:266-279). Los autores sostienen que el primer autor en aplicar ideas modernas a la sociología histórica después de Polibio no fue un europeo, sino Ibn Jaldun. 
Muy pocos académicos de los siglos XIX y XX hicieron conocer a Ibn Jaldun en Occidente. Becker y Barnes lo hicieron, y también discutieron la influencia de ese pensador islámico sobre algunos pensadores europeos. Aunque esta influencia ha sido reconocida en algunas obras tempranas, hasta ahora apenas se discute en los textos y cursos convencionales de teoría sociológica.
Como consecuencia, Occidente, y en particular los estadounidenses, británicos, franceses y alemanes, son vistos como los únicos originadores de ideas en las ciencias sociales. No se plantea la cuestión del origen multicultural de esas ciencias. Muchos pensadores sociales de India, China, Japón y el sudeste asiático en los siglos XIX y XX, contemporáneos de Marx, Weber y Durjeim, apenas son mencionados en los trabajos de historia de la sociología, o son directamente ignorados. Algunos ejemplos son José Rizal (Filipinas, 1861-1896), Benoy Kumar Sarkar (India, 1887-1949), y Yanagita Kunio (Japón, 1875-1962).

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