
ROJO PASIÓN...

Homenaje a Carmen Soler
mutaciones de lo perfecto
la dulzura de Mario

No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría
palpo, gusto, escucho y veo
tu rostro tu paso largo
tus manos y, sin embargo,
todavía no lo creo
tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto
nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa
sin embargo todavía
dudo de esta buena suerte
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía
pero venís y es seguro
y venís con tu mirada
y por eso tu llegada
hace mágico el futuro

y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido.
y algo en tu sangre late y no reposa
y en su tallo de agua, temblorosa,
la fuente es una líquida armonía.
y el misterio de tus labios
no habrá dudas ni resabios
te querré más
todavía.
Un emperador de rodillas

Y el hombre...pobre!

Supongo que habrá sido así:
El humano vió un bosque y de inmediato pensó que el infinito debería existir.
Vió morir a su primer ser querido, e inventó a los ángeles...
Sintió odio, ganas de vengarse, furia y repensó a un dios patriarcal y de barba blanca.
Creyó necesario que sus descendientes aprendieran de su dios patriarcal y de barba blanca e inventó el catecismo.
Sintió culpas y dijo que los castigos serían tremendos...

Sintió deseos y dijo que el espíritu era a la carne como su amada era a sus manos.
¿Para qué se complicó tanto la efímera y miserable existencia?
Si la lanza o la bala, el cuchillo o el infarto, lo harían igualmente vanal, como a cualquier corzuela del bosque donde se tentó, años atras, con el infinito.
Alicia Benítez Inés.-
De la Serie èdita: Tintachina.
La noche

La noche es un continente de naciones turbulentas...
El regreso por las calles donde el viento frío borra estatuas, zaguanes y pregones
puede ser el paso que te separe
del poema.
Porque: ¿Existe un lugar donde se crían las palabras destinadas a ser escritas?

¿Cómo descubrirlo?
Agudicemos los sentidos...
los caballos libres





Francisco Madariaga

La crueldad de Ifigenia

medio loquitas...

Salmodia

Fotografías de una mujer alegre, libros, papeles, carpetas, el desorden de alguien que se mueve en el espacio como si el espacio fuera un cuerpo. Así me amó.
Estoy desnuda y actúan mis reflejos. Él murmura en voz baja mientras suspiro, hace de mi agitación un ritmo, lo contempla, le cautiva. Crío palabras no pronunciadas, las repito, utilizo mi boca para sofocar el desenfreno. Otro espesor corre por mi sangre: de arena, de agua no vertida. Pasan soldados a caballo, soldados con armas, las herraduras golpeando, crines al sol. Todos los músculos en vilo. El cuerpo: alas, multitud, exhalación, infierno. Rozan mis pezones sus vellos color cobre. Una brisa. Nado hasta el fondo del mar.
Después supe que la mujer de la fotografía solía contarle que los hebreos poseían un instrumento de cuerdas cuya forma está perdida y sólo conservan el nombre: Macul. ¿Será el amor un instrumento en vías a desaparecer?